Competidores precoces?

El ejercicio ayuda a los niños a desarrollarse física y mentalmente, a estar sanos y a relacionarse de una forma saludable con otros niños.

Los beneficios en la práctica de un deporte son innumerables, pero ante todo el niño debe divertirse con él. Los principales beneficios son:

• Fortalece los músculos y huesos (sistema músculo-esquelético).

• Previene la obesidad y el riesgo de enfermedades tales como la diabetes.

• Puede corregir posibles defectos físicos (ej. desviaciones de la columna vertebral).

• Enseña disciplina y a tener autodisciplina.

• Ayuda a relacionarse con los demás.

• Mejoras de coordinación en sus movimientos.

• Potencia la creación y regularización de hábitos.

• Estimula la higiene y la salud.

• Les ayuda a dormir mejor, etc…

En el entrenamiento deportivo con niños, se desarrollan las capacidades motoras y destrezas deportivas básicas, en correspondencia con su desarrollo psico-biológico y las fases sensibles.

En este sentido, las fases del proceso de entrenamiento básico serían: una de formación motora general, otra de formación deportiva de base, dividida a la vez en fase de iniciación deportiva específica y fase de seguimiento y perfeccionamiento deportivo.

Hay que tener muy en cuenta que no se ha de incrementar demasiado rápido los rendimientos deportivos, pues, a pesar de ser factible, tendría poca duración puesto que pronto se presentaría una sobresaturación por el deporte.

La actividad física de alta competición requiere un compromiso permanente del niño con el entrenamiento, el juego que éste realiza inicialmente deja de serlo para convertirse en una obligación, los horarios son estrictos y las lesiones se convierten en parte de su vida. En estos casos los niños que no están preparados psicológicamente pueden presentar traumas, añadiendo además las ansias de triunfo de algunos padres, que deberán preguntarse si están dispuestos a asumir estos riesgos.

Por esto, no debemos hablar de deporte propiamente dicho al referirnos a niños de hasta 6 años, sino de actividades en las que desarrolle toda su movilidad muscular: carreras, saltos, equilibrios, actividades acuáticas… pero siempre de una forma lúdica y adaptada y nunca como una competición deportiva. Sí se aconseja, en cambio, realizar una actividad física temprana, pero variada y lúdica, adaptada a la morfología y fisiología del niño. Una especialidad reglada y competitiva nunca debe plantearse antes de haber adquirido una madurez fisiológica y motriz, esto es, antes de los 11 años (cita de José Alfonso Rodríguez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Licenciados en Educación Física).

Por ejemplo, la natación, el baloncesto, el futbol, la gimnasia, la danza, artes marciales, tenis, etc, son deportes que desarrollan en el niño la resistencia, la velocidad, la coordinación, el respeto, el trabajo en equipo (futbol, baloncesto), el equilibrio, la flexibilidad, los reflejos, etc. Rafa Nadal juega al tenis desde los 4 años y a los 8 años ya ganó su primer campeonato.

Cuando se habla de planificación del entrenamiento en niños, enfocado hacia la mejora del rendimiento, se recomienda realizarla en niños a partir de los 14 años. Está orientada a construir, promover y desarrollar condiciones especiales de obtención futura de un cierto rendimiento de los niños en la práctica deportiva. La planificación organiza tareas, anticipa logros, define estrategias de acción, analiza estados presentes y  proyecta a futuro, siempre teniendo en cuenta al protagonista principal: el niño.

Se ha de aplicar el principio de adecuación a la edad y a la evolución, el principio de sistematización del entrenamiento, el principio de  continuidad y el principio de adaptación biológica de la carga de entrenamiento.

El ritmo y grado de adaptación, preparación y de recuperación es muy diferente al del adulto, porque la infancia es un período más adecuado para la ejercitación múltiple que para el rendimiento de élite, y porque no se ha podido comprobar que el organismo joven pueda soportar el entrenamiento de rendimiento sin riesgos para el sistema circulatorio y locomotor.

Por tanto, se considera como adecuado un entrenamiento moderado para niños y niñas, sólo a partir de los 10-12 años advirtiendo que el entrenador debe procurar que el entrenamiento del atleta en crecimiento se caracterice por un programa sensato de desarrollo general que no produzca el agotamiento de las reservas de energía. También hay que tener en cuenta los períodos vacacionales del niño y el ritmo escolar.

En definitiva, el entrenamiento con niños exige una periodización diferente para cada fase evolutiva específica, no se puede regir por ciclos  competitivos propios del entrenamiento de adultos y debe considerar el tiempo de ocio y académico de los niños, pero estructurando ciclos temporales adecuados a las necesidades y desarrollo psicomotriz del niño.

Actividad física temprana, pero con moderación! ;P